Cuando profundicé en el conocimiento de lo que implica la prestación del servicio de energía eléctrica, escuché una curiosa expresión, al tratarse de este servicio, «Aguas Arriba», que, con el tiempo, se volvió familiar estuvo presente y acompañándome en mi aproximación cada vez más cercana a esta realidad. La inquietud se transmitió a mi esposa y encontrar su significado nos sorprendió: “en dirección a la fuente de energía”, mientras que aguas abajo se entiende hacia el receptor. De ahí el título de la obra, porque es un primer acercamiento hacia la fuente de la energía, poderoso motor de la propia existencia.

Una energía como la eléctrica, omnipresente en la vida moderna, propia de una realidad que depende íntegramente de este servicio, en la que cada vez menos actividades están vinculadas con su utilización y en la al contrario, cada vez más servicios, prestaciones, diligencias y personas dependen del servicio eléctrico, es un tema digno de estudiarse en sus más diversas facetas. Es así que la comunicación, la salud, la iluminación y el alumbrado, la industria, el comercio, y en tiempos de pandemia, el teletrabajo, la red de internet, los servicios de computación, la atención a los pacientes que dependen del servicio y a los que contraen la enfermedad que paralizó al mundo, dependen de la provisión oportuna y eficiente del servicio de energía eléctrica, pues, hoy en día, no cabe duda de «la electricidad mueve al mundo». Con estas breves frases, el tema que nos convoca, a ustedes, amables lectores y a mí, contiene una relevancia trascendental.