Esta obra doctrinaria expone la importancia radical de la política criminal y política penal en el Derecho Penal Legislativo y cómo su ausencia intencional proyecta espejismos, tipos penales pertenecientes al Derecho Penal Simbólico, que sólo pretenden jugar el rol de placebos sociales.
El autor defiende su tesis: la sociedad podría sobrevivir sin Derecho civil, sin Derecho administrativo, sin Derecho tributario, incluso sin Derecho constitucional, pero jamás podría subsistir sin Derecho Penal. ¿Pero qué pasa cuando el Derecho Penal deja de ser un fenómeno real y se convierte en una proyección imaginaria, simbólica? Entonces las razones que motivan la existencia de la sociedad desaparecen, porque el Derecho Penal garantiza la cohesión social.
El Derecho Penal Simbólico no cumple con ningún fin de la pena, se encuentra desprovisto de política criminal y responde únicamente a las necesidades lucrativas de los medios de comunicación y a los intereses individuales de los agentes sociales; hoy el Derecho Penal Legislativo responde a las demandas de los noticieros. Aquí el lector encontrará el proceso mediante el cual nuestros legisladores crean y patrocinan un Derecho Penal irreal, imaginario, trapacero.
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